Nuestra historia comienza en Sorzano, un pequeño pueblo de La Rioja donde crecimos en el bar que nuestros padres montaron en casa cuando éramos niñas. Allí aprendimos lo esencial: el valor del trabajo, la importancia de acoger y cuidar a cada persona que entra por la puerta y el amor por una cocina honesta que siempre ofrece lo mejor.
Esa esencia nos ha acompañado en cada paso, en cada reinvención, en cada proyecto que hemos construido juntas.